Saludamos con normalidad la alternancia política en el gobierno de nuestras instituciones porque esto permite acceder a cambios y variaciones en nuestro modo de relacionarnos, y es un medio habitual en el ejercicio del poder político para implementar nuevos proyectos que amplíen de forma beneficiosa nuestra forma de vida en comunidad.
Sin embargo, asistimos con pesadumbre a una situación que sigue un curso, un camino por el que no se avanza, sino que se retrocede. Esto está ocurriendo en diversos lugares de nuestro país donde se ha producido un cambio en la toma de poder de las instituciones, pero para no extendernos sobre todos ellos nos fijamos en lo que sucede en la ciudad de Logroño donde el Partido Popular ha alcanzado el poder sustituyendo al Partido Socialista.
Y lo que está presentando el nuevo gobierno municipal no son proyectos novedosos que mejoren la convivencia en una ciudad tan necesitada de espacios relacionales donde se exprese la tolerancia de sus habitantes, si no una disposición a destruir los proyectos iniciados por el anterior equipo de gobierno. Y esto es muy grave porque nos indica que no disponen de ningún proyecto político propio, sino que su plan y diseño político es la reestructuración y reforma de los proyectos ajenos, en un afán de destrucción de cuanto suponía una mejora para el conjunto de la ciudad, al menos para los más de treinta mil ciudadanos que manifestaron con su voto el acuerdo a los proyectos iniciados o dispuestos en la legislatura anterior. Y que ahora, supuestamente, los treinta y seis mil votos al partido popular que le otorgaron el gobierno son para que se dedique a destruir cuanto se hizo y proyectó, desentendiéndose de crear o presentar nuevos proyectos que, tal parece, nunca existieron. Volverán las dobles filas, los ruidos y la contaminación, la inseguridad de peatones y ciclistas, estrechamiento de aceras para manejo de cuatro vías de calzada dos dedicadas a aparcamientos y dos a circulación, junto a un carril bici jibarizado y de donde son expulsados los vehículos de movilidad personal y bicicletas de carga; en definitiva, un proyecto destructivo.