PARROQUIANOS

Me confieso parroquiano a la vez que cosmopolita, porque no entiendo que quienes disfrutamos de la cercanía y la proximidad de los establecimientos comerciales y de las personas residentes en un entorno determinado, estemos reñidos con sentirnos parte del mundo en su diversidad, conociendo y respetando las culturas de esta sociedad globalizada.

Hemos oído muchas veces la sentencia de que uno, no es de donde nace sino de donde pace, es decir de la parroquia a la que pertenecemos y no de la que procedemos, pese a que indistintamente utilicemos una u otra en nuestras relaciones con los demás, según se muestren nuestros intereses identitarios en cada momento, sin que por ello nos desvinculemos del sentimiento de que el mundo es nuestra patria.

Y el mundo es nuestra patria, no sólo cuando viajamos, sino también cuando nos presentamos asiduamente en los lugares públicos, abiertos y concurridos por personas de la aldea global. Entonces, como en otras ocasiones, seguimos siendo parroquianos, no tanto provincianos o localistas, sino parroquianos en un sentido más universal.

No hay contradicción en esto de mantener costumbres como las de frecuentar las mismas tiendas, bares o establecimientos públicos, que por su cercanía o por tradición visitamos asiduamente, con el sostenimiento de actitudes, valores y respeto hacia las manifestaciones culturales de otras personas, que no frecuentan o utilizan de manera habitual los servicios que nosotros consideramos de nuestra parroquia. Somos parroquianos, pero no formamos parte de grupos aislados, limitados en sus percepciones del mundo, de ideología estrecha y de valores restringidos a una minoría, porque somos parroquianos y comunitarios, pero sin límites en nuestro sentido de pertenencia.

Como acostumbro cualquier día, seguiré comprando en los mismos establecimientos cercanos, próximos, donde me conocen como un habitual, y donde yo reconozco a las personas de esos entornos, a las que saludo o me saludan, pues mi memoria fotográfica va perdiendo pixeles, y algo de esto me ocurrió en cierta ocasión, en la que viendo la sonrisa de la mujer que se acercaba le sonreí igualmente, y para celebrar el encuentro nos besamos con familiaridad, al tiempo que descubrimos que no nos conocíamos de nada.

EL VALLE DE LOS INGENIOS

 

Estando en Trinidad (Cuba), no podía desperdiciar la oportunidad que me brindaba el ferrocarril para conocer el Valle de los Ingenios, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 1988, junto con el Centro Histórico de Trinidad. El valle es un verdadero museo de la industria azucarera cubana, con las ruinas de ingenios, torres, calderas y otras instalaciones. En este valle, desde el siglo XVII hasta el XIX, se asentó la aristocracia criolla, que se dedicaba a la industria azucarera en gran escala, entre 75 mil y 140 mil arrobas de caña por caballería, basadas en el trabajo esclavo.

Esa mañana de camino a la estación, en el noreste de la ciudad, sorteando puestos de jugos, llegué hasta una pequeña construcción que hacía las veces de sala de espera y expendeduría de tickets para el tren que nos llevaría primero a Manaca Iznaga y después a un ingenio azucarero convertido en museo.

Una vez acomodado y tras media hora de espera el tren arrancó hacia su destino, mientras en el bar encajado en una esquina del vagón, donde se servían cervezas y mojitos, un amable guajiro desgranaba todo su repertorio de canciones y animaba a cantar antes de pasar la gorra. En la zona existieron 44 ingenios de azúcar que le dieron tal auge económico a la región que Trinidad llegó a ser considerada la tercera ciudad en importancia en el país, después de La Habana y Santiago de Cuba.

Pude apreciar el paisaje durante el trayecto ferroviario hasta llegar a la hacienda de Manaca-Iznaga con su famosa torre edificada en 1816, y que, con sus 45 metros de altura, marcaba con su campana el inicio y fin de los trabajos en las plantaciones de caña de azúcar; aunque también me interpretaron que tenía como función vigilar a los esclavos que trabajaban en los cortes de caña.

La segunda parada la hicimos en un ingenio convertido en museo al aire libre y donde nos ofrecieron un zumo de caña delicioso con el que realizar el recorrido por entre las ruinas industriales.

TRABAJO Y EMPLEO

Para quienes en algún momento les han ofrecido datos sobre la actividad laboral y el desempleo en La Rioja, y no han tenido ocasión de meditar sobre su alcance porque el discurso del gobierno, el de la patronal o el sindical reitera de modo cansino los mismos mensajes de carácter coyuntural, sin avanzar en el meollo o en la raiz del problema que no es otro sino el modelo de organización del trabajo, proponemos un ejercicio muy simple sobre la realidad del problema y la solución al mismo con todos los matices que deseemos incorporarle según nuestra experiencia personal.

Cuando el Instituto Nacional de Estadística (INE) ofreció los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del último trimestre de 2010, señaló que el paro había aumentado en La Rioja en 2.200 personas, hasta situar en 24.400 el número de desempleados, lo que hizo que la tasa de paro se situara en el 15,68% de la población activa. Por entonces, la población ocupada ascendía a 131.400 personas y la parada a 24.400, lo que suponía una tasa de actividad del 59,32% y una tasa de paro del 15,68%.

El mes pasado, último del que se han publicado cifras sobre actividad laboral, La Rioja registraba la segunda mayor subida de paro registrado en el país, 853 nuevos parados que dejaban la cifra total en 24.074. El repunte del desempleo que constituyó la sexta subida consecutiva mensual, había elevado la tasa regional de paro al 15,4%. Es decir, si comparamos estos datos de paro registrado de marzo de 2011 a los datos de la EPA de tercer trimestre de 2010 se asimilan como gotas de agua, pese a que los de la EPA son datos más cercanos a la realidad que los datos de paro registrado, donde necesariamente no se encuentran todos los realmente parados.

El Gobierno de Pedro Sanz busca desesperadamente el lado positivo y lo encuentra en la otra comunidad que fue la primera en aumento de desempleados (en otras ocasiones utiliza la comparación con la media nacional y señala con orgullo que aquí se destruye algo menos de empleo, porque La Rioja se encuentra en mejores condiciones que el resto del país, jo, jo, jo).  La patronal habla de generar confianza y crédito para que las PYMES creen empleo, para lo cual hay que moderar los salarios y consumir más (vaya morro, en resumen nos dicen que hipotequemos nuestra vida).  Por su parte, la sindical le echa la culpa a la reforma laboral que no crea empleo sino que lo destruye y que la solución pasa por llevar la economía a un crecimiento sostenido y duradero mejorando las condiciones laborales de los trabajadores (contratos fijos y garantía de salarios), aunque son conscientes de que hay que mejorar la flexibilidad interna de las empresas españolas (es decir, virgencita que me quede como estoy, que no se dónde vamos a parar si me quitan la negociación colectiva).

Las personas que apoyamos a ECOLO-VERDES de La Rioja, pensamos que el problema de una economía basada en el consumo sostenido de materias primas escasas y finitas, y que los problemas de empleo y paro, son problemas estructurales, de concepción de la economía y de concepción del trabajo.  No podemos imaginar un futuro para nosotras y las generaciones venideras con una economía basada en el crecimiento ilimitado de la producción (hasta el agotamiento de los recursos), y un consumo desaforado de bienes perecederos e inútiles que no satisfagan nuestras necesidades  ni procuren nuestro bienestar y felicidad.

Una propuesta para ir transformando este modelo económico es reducir el tiempo laboral, vieja reivindicación sindical (arrumbada en la actualidad por los sindicatos mayoritarios), que permita trabajar a todas.  La crisis actual obliga a revisar la forma de entender el tiempo del trabajo y el tiempo del empleo remunerado. Las propuestas de reforma laboral y jubilación no han hecho sino aplazar el problema. Un problema que no puede resolverse más con el “productivismo” como eje económico, pues vivimos en un planeta finito cuyos recursos no pueden sustentar un crecimiento ilimitado de las economías.  El trabajo no remunerado -el trabajo del cuidado, de la crianza, de la atención, de la vida comunitaria, democrática, etc.- ha de ser reconocido como parte esencial de la actividad humana y fuente de riqueza.

Somos muchísimas las personas que pretendemos este nuevo modelo, directamente relacionado con la propuesta de jornadas laborales de 21 horas semanales que defienden las organizaciones de toda Europa partidarias del decrecimiento, que reconoce el tiempo que trabajadores y trabajadoras dedican al cuidado. El cuidado y muchas actividades domésticas nunca han sido tenidas en cuenta en la contabilidad del PIB, pese a que son fundamentales en el logro del bienestar, la salud y felicidad de las personas.

ECOLO-VERDES de La Rioja propone la implantación de la “jornada 21/21” para las y los futuros empleados: 21 horas laborales remuneradas / 21 horas para otras actividades fuera del ámbito laboral. Así, por ejemplo, una oferta de empleo público convencional de 30 puestos de trabajo de 35 horas semanales con una retribución de 1.700€ se convertiría en una oferta de 50 puestos de trabajo de 21 horas semanales retribuidos con 1.000€ y más tiempo para cuidar, educar, actividades comunitarias y democráticas. El objetivo de esta propuesta de reparto del trabajo es triple y se pretende:

1. Generar más empleos con menos horas de dedicación, con lo que se logra una distribución de los puestos de trabajo y una lucha eficiente contra el paro.

2. Potenciar, facilitar y valorar los trabajos no remunerados, empezando por los del cuidado.

3. Potenciar un menor y mejor consumo, y una economía baja en carbono.

De este modo, ECOLO-VERDES de La Rioja promoverá que las nuevas ofertas de empleo de la Comunidad Autónoma, de las empresas y organismos autónomos y, en general, de todo el sector público, se ajusten a una jornada laboral de 21 horas semanales. La intención es ir incorporando paulatinamente esta medida, teniendo en cuenta que el sueldo neto mensual nunca será inferior a 900 €. La propuesta de ECOLO-VERDES de La Rioja incluye también que se habiliten líneas de apoyo a las PYMEs para que secunden esta propuesta de empleo solidario. Igualmente, recoge un carácter de voluntariedad para las personas actualmente contratadas, quienes podrán acogerse a esta jornada laboral de 21h en caso de que así lo deseen.

Este 1º de mayo nuestro lema es TRABAJAR MENOS, TRABAJAR TODAS

AHORA, VERDES DE LA RIOJA

Me dirijo a las personas que todavía se creen cuanto dicen los partidos políticos convencionales acerca de la crisis económica. Estos partidos convencionales son partidos productivistas, es decir, creen en un sistema basado en la producción masiva de mercancías, consumo excesivo y desaforado de las mismas y, utilización hasta el agotamiento de recursos y materias primas. Son partidos que repiten que esta crisis económica es una crisis coyuntural porque nació tras una crisis financiera, propia de un mercado especulativo en el que los bancos y las entidades financieras no asumieron las pérdidas sobre el capital arriesgado, aunque una vez los Gobiernos cubran las deudas y salven el sector, volverá a fluir el crédito y remontará la actividad económica.

Según estos salvadores de los beneficios financieros, la crisis económica se acabará cuando empecemos a crecer mejorando positivamente nuestro PIB, aunque para ello es necesario aumentar nuestra productividad, moderar los salarios y aumentar las reformas laborales que nos sitúen en una posición aún más débil frente a los intereses de los poderosos grupos y corporaciones industriales y financieras. Además, aventuran como loros que tiene bien aprendida la lección, que esto de la crisis económica no es más que un estadio cíclico dentro de un ciclo histórico de la economía en el que se dan periodos de crecimiento y periodos de recesión. Ahora estaríamos saliendo del peligro de recesión y estaríamos entrando en un periodo de crecimiento muy moderado, en el que desgraciadamente no se crea empleo entre los millones de desempleados y, a la postre, excluidos del sistema. Y como la máxima dice que todo lo que baja sube y todo lo que sube termina por bajar, pues en algún momento subirá el PIB y en cualquier momento bajará el paro. Olé con los analistas económicos.

Claro, como la Unión Europea manda (o quizás sea el Banco Central alemán), el caso es que hay que ayudar a la clase empresarial para que se anime a crear empleo y, para ello, nada mejor que poner la pica de la reforma laboral y del sistema de pensiones. Y en esas creíamos que estábamos cuando añaden que no es suficiente y que para crear empleo (porque con las medidas anteriores no ha habido suerte), hay que profundizar en las reformas (en lo que están de acuerdo todos los partidos), moderar los salarios (durante al menos diez años señalaba el Ministro de Trabajo hace pocos días) y, asociar estos a la productividad.

Vamos, que la CEOE está que se sale: un sueldo básico más incentivos según objetivos que marcará el empresario. De paso, se acaba con esa facultad nefasta para la competitividad de las empresas y que otorgaba fuerza a los sindicatos en la negociación colectiva. Se acabó con la negociación colectiva como no sea vinculada a objetivos de productividad empresarial. La repera es que las reformas las proponga el partido socialdemócrata (PSOE) dándole margen al partido conservador (PP) para que cuando gobierne amplíe la reforma, endureciendo aún más las condiciones con la justificación de crear empleo.

Este es el escenario que personas de buena voluntad han creído o han querido aceptar porque eran los partidos convencionales, los partidos democráticos, los que adoptaban el papel de portavoces del sistema repitiéndolo hasta la saciedad. Pues bien, Verdes de La Rioja-ECOLO desmontan esta falsa idea de que la crisis es coyuntural y afirman que esta crisis es estructural, del sistema en su conjunto, porque la crisis es ecológica, social y económica. Estamos destruyendo el planeta, las temperaturas son más extremas, el clima cambia, el petróleo se acaba y la calidad de vida se ve negativamente afectada. Al mismo tiempo, el paro y la pobreza sigue aumentando, mientras los principales responsables de la crisis financiera siguen pregonando las mismas recetas, con los mismos beneficios para unos pocos, a costa de las personas y colectivos más desfavorecidos, de las generaciones futuras y de la naturaleza.

Es una crisis global que afecta a la credibilidad de los partidos políticos, por la corrupción, por la falta de transparencia, por la pérdida de confianza. Es una crisis social porque ha aumentado la infelicidad, la violencia machista, el racismo, el maltrato del débil, la exclusión y la marginación. Ante un cambio global, ya no valen antiguas soluciones para los nuevos retos. Más aún, la crisis del sistema es una gran oportunidad para empezar la transición hacia otro basado en la justicia social y ambiental y que sirva para solventar los problemas acuciantes de la ciudadanía: crear empleo verde, mejorar la calidad de vida, luchar contra la corrupción, etc. Para alcanzar esta meta en nuestra comunidad, en nuestros pueblos, ciudades y barrios, desde Verdes de La Rioja-ECOLO y el movimiento verde europeo apostamos resueltamente por una transformación ecológica, social y democrática de la sociedad.

Ahora, Verdes de La Rioja-ECOLO

CONSUMIR, GASTAR, DESTRUIR

Resulta cuando menos contradictorio vivir en una sociedad donde el nivel de vida del buen ciudadano se asienta en la exclusión del otro. Y observo como la receta neoliberal de crecimiento ilimitado, está tomando asiento en la conciencia de ese buen ciudadano que asimila el mantra, según el cual, para acabar con el desempleo, la pobreza y la desigualdad se necesita crecer, crecer y crecer más que los países que se encuentran por delante de nosotros hasta alcanzarlos o superarlos (jo, jo, jo, ya somos la octava potencia mundial). Sin embargo, ahora precisamente que han encendido las bombillas navideñas y que los escaparates se visten de colores y por las aceras nos persiguen con el sonsonete de los villancicos, es cuando ha llegado el momento para gritar fuerte, alto y claro, que no vamos a consumir, que no vamos a gastar, que no vamos a endeudarnos con toda esa parafernalia que nos conducirá a perder bienestar, salud y vida.

Porque no hay nada más contradictorio en este capitalismo posmoderno que reducir los ingresos (para algunos hasta por debajo del umbral de pobreza), y reclamar al mismo tiempo que consumas más bienes perecederos, inútiles y poco amigables hasta endeudarte aún más. Ni tan contradictorio como estimular el gasto de energía y a su vez aumentar la dependencia de recursos escasos, no renovables y cada vez más caros. Ni tan inasumible como programar una economía sostenible basada en la productividad de bienes pero no del empleo, a costa del descenso de los servicios y del nivel de vida y bienestar de los ciudadanos, a costa del consumo de materias primas altamente contaminantes como el carbón español. Ni tan absurdo como promover los cánones de belleza en torno a la delgadez, las tallas pequeñas y las modelos anoréxicas y, a su vez, incitar al consumo de proteínas animales, grasas, azúcares y en general alimentos sin valor nutritivo, pero que consiguen la culpabilización del ciudadano obeso. Porque no hay nada más ignominioso en este planeta que adquirir el estatus de obeso cuando el 80% del planeta no consigue las calorías suficientes, y un alto porcentaje muere diariamente de inanición.

Qué escándalo oír, ver y saber que el consumo de bienes durante la Navidad no sólo no mejora nuestra vida en este mundo de privilegiados, sino que tampoco ayuda al sostenimiento del planeta para que las generaciones que nos continúen o nos hereden lo encuentren en condiciones más justas y solidarias. El consumo tampoco colabora en amortiguar los desequilibrios territoriales y las desigualdades sociales, y tan sólo sirve para mejorar la cuenta de resultados de quienes limitaron nuestros ingresos reduciendo los salarios, de quienes destruyeron nuestros empleos o acabaron con las prestaciones sociales en materia de desempleo, pensiones, educación, salud y vivienda; de quienes buscaron la desaparición del estado del bienestar, estimularon el racismo y la xenofobia, agotaron los recursos naturales, alteraron el clima y nos colocaron en la incertidumbre, asegurándonos que esto era tan sólo un ciclo económico al que seguirían otros mejores, más productivos y consumistas, más adecuados a nuestra capacidad innovadora, a nuestra potencialidad como país y a la sostenibilidad de un sistema destructivo. Pero se olvidaron que el ciclo (o como coño quieran enmascararlo), al que nos han llevado, es un tiempo de no retorno en nuestras vidas; un tiempo insostenible, destructivo, perjudicial, injusto, insolidario y que sólo produce infelicidad.

Por todo ello me uniré a los ciudadanos que hagan de la Navidad el tiempo más austero del año, que no gasten más de lo necesario, que no se dejen embobar por los villancicos, ni deslumbrar por las bombillitas de colores, y que promuevan las relaciones sociales, afectivas o amorosas con otros ciudadanos sin necesidad de consumir, gastar y destruir; porque, de verdad, otra manera de vivir es posible, ayuda a todo el planeta, y no sólo a los detentadores del capital.