TODO NOS DA IGUAL

Hace un calor espantoso. Las temperaturas han aumentado (1,5 grados más). El anuncio del cambio climático ya nos es conocido y hasta asumido. Sin embargo, la necesaria adaptación a estos cambios en un periodo que se ha denominado como de transición ecológica nos es indiferente, porque nos parece que está destinado a las generaciones más jóvenes, que son en definitiva las que les tocará sufrir con intensidad este entorno de cambio climático irreversible. Por esto, a la mayoría de los adultos, los que ya no tenemos veinte años, todo nos da igual.

Y si para amortiguar este calor insoportable nos dicen que habría que hacer más verde la ciudad llenando de árboles sus calles, creando espacios estanciales donde los niños encuentren el sitio que otros conocieron en sus infancia para jugar y relacionarse, y donde crecer sin peligro cerrando el paso a los vehículos motorizados en beneficio del paseo y la bicicleta, nosotros, sin embargo, adoptaremos la postura del avestruz cuando los responsables municipales destruyan el escaso espacio peatonal y ciclista, prometiendo más circulación motorizada y aparcamientos en superficie, de modo que el impulso desarrollista de los años sesenta del pasado siglo se imponga al modelo social más elemental del siglo XXI y de la necesaria transición ecológica. Pese a constatarlo, todo nos da igual.

Y si todos, a pesar de saber que la violencia machista (la que ejercemos los hombres sobre las mujeres a las que consideramos, bien de nuestra propiedad como las cosas, o bien como seres dependientes de nuestra voluntad), sigue abriendo los noticieros y las primeras páginas de prensa con la agresión o la muerte de alguna de ellas, preferimos ponernos la venda en los ojos y pasar página, como si eso sucediera en cualquier lugar desconocido y entre personas ajenas a nuestro entorno, seguirá ocurriendo, porque todo nos da igual.

Y si los dirigentes, aquellos que reclaman nuestra adhesión en sus discursos y anuncios, lo hacen mediante el bulo y la mentira, la falsedad y la superchería, nosotros seguiremos otorgándoles el voto de confianza, a sabiendas de su engaño e impudicia, porque todo nos da igual.

DESASOSIEGO

Llevamos varios días en los que notamos cierto malestar y no sabemos atribuirlo a alguna situación en particular. Puede ser que el cambio horario nos haya alterado algo más de lo habitual, pero lo cierto es que el cambio se produjo a finales de marzo y ya nos hemos hecho a la nueva rutina del periodo estival. Esto también nos puede hacer pensar que ha sido con la llegada de la primavera y el aumento de la luz, la causa de que suframos cambios hormonales que alteran nuestro estado emocional, aunque sería más propio de estos cambios el aumento de la energía, la vitalidad y por añadidura la alegría.

 Entonces, a qué se puede deber nuestra inquietud, nuestra desazón de estos días. Puede ser que los problemas de carácter económico sean el origen de esta intranquilidad que nos acompaña, como ocurre con la subida de los tipos de interés hipotecario, o quizás la inflación, principalmente con la subida de los precios de los alimentos básicos que nos invita a repensar la cesta de la compra y el menú cotidiano. La verdad, es que todos los problemas económicos en su conjunto nos producen esa sensación de ansiedad con la que nos levantamos de la cama, mal dormidos, o no habiendo descansado suficientemente como para disponer de la energía necesaria con la que afrontar los nuevos días.

Y si atendemos a las noticias, estoy seguro que siempre nos dejan un poso de intranquilidad, aunque no nos atañan personalmente pero sí indirectamente, como ocurre por ejemplo con las predicciones del tiempo, la sequía y el cambio climático, o con la política verde y la ecología, que ya no va  a tener representación electoral en las elecciones del 28 de mayo por exigencia de IU en su acuerdo con Podemos, y que en definitiva deja la lucha contra el cambio climático que debería ser de carácter transversal y prioritaria, como un mero adorno programático, o incluso puede que ni siquiera aparezca.

En definitiva, son muchos las causas de ese malestar que no logramos situar, y por las que no tenemos paz ni reposo y sí desasosiego.

PARROQUIANOS

Me confieso parroquiano a la vez que cosmopolita, porque no entiendo que quienes disfrutamos de la cercanía y la proximidad de los establecimientos comerciales y de las personas residentes en un entorno determinado, estemos reñidos con sentirnos parte del mundo en su diversidad, conociendo y respetando las culturas de esta sociedad globalizada.

Hemos oído muchas veces la sentencia de que uno, no es de donde nace sino de donde pace, es decir de la parroquia a la que pertenecemos y no de la que procedemos, pese a que indistintamente utilicemos una u otra en nuestras relaciones con los demás, según se muestren nuestros intereses identitarios en cada momento, sin que por ello nos desvinculemos del sentimiento de que el mundo es nuestra patria.

Y el mundo es nuestra patria, no sólo cuando viajamos, sino también cuando nos presentamos asiduamente en los lugares públicos, abiertos y concurridos por personas de la aldea global. Entonces, como en otras ocasiones, seguimos siendo parroquianos, no tanto provincianos o localistas, sino parroquianos en un sentido más universal.

No hay contradicción en esto de mantener costumbres como las de frecuentar las mismas tiendas, bares o establecimientos públicos, que por su cercanía o por tradición visitamos asiduamente, con el sostenimiento de actitudes, valores y respeto hacia las manifestaciones culturales de otras personas, que no frecuentan o utilizan de manera habitual los servicios que nosotros consideramos de nuestra parroquia. Somos parroquianos, pero no formamos parte de grupos aislados, limitados en sus percepciones del mundo, de ideología estrecha y de valores restringidos a una minoría, porque somos parroquianos y comunitarios, pero sin límites en nuestro sentido de pertenencia.

Como acostumbro cualquier día, seguiré comprando en los mismos establecimientos cercanos, próximos, donde me conocen como un habitual, y donde yo reconozco a las personas de esos entornos, a las que saludo o me saludan, pues mi memoria fotográfica va perdiendo pixeles, y algo de esto me ocurrió en cierta ocasión, en la que viendo la sonrisa de la mujer que se acercaba le sonreí igualmente, y para celebrar el encuentro nos besamos con familiaridad, al tiempo que descubrimos que no nos conocíamos de nada.

PLÁSTICOS Y ENVASES

Pese a que, con el nuevo año, en cumplimiento de los acuerdos con la UE en materia de prevención de residuos y economía circular, se incorpora un impuesto de 0,45€ por kilo de plástico utilizado para fabricar envases de un solo uso (envases no reutilizables que contengan plástico, tanto si se presentan vacíos como si se presentan conteniendo, protegiendo, manipulando, distribuyendo y presentando mercancía), seguimos con una legislación de las más bajas de Europa en materia de fiscalidad verde.

Es una medida que va contra el uso excesivo del plástico de un solo uso entre las grandes cadenas de supermercados, pues se trata de fomentar la economía circular y, en esta dirección, se obliga igualmente a los fabricantes a financiar la recuperación de aquellos envases que aparezcan en los contenedores generales o las papeleras y los que se tiren en el entorno, quizás una medida más importante que la propia imposición de una tasa a la producción del plástico, pues de ese modo se obliga a los fabricantes a que asuman el coste integral de la gestión de este material incluso cuando se presenta en forma de residuo. Esta disposición, como opera contra los fabricantes, traerá una reducción significativa de los plásticos.

Menos atención ha recibido el conjunto de los envases (latas y botellas de plástico), cuyo reciclaje sigue en manos de las principales compañías productoras, a través del lobby empresarial de ECOEMBES, pese a que su sistema de reciclaje apenas llega, según sus datos, al 70% de los mismos. Ecoembes se opone frontalmente al sistema SDDR (Sistema de Depósito, Devolución y Retorno), un sistema implantado en algunos países, como Alemania, con un éxito comprobado superior al 90% en la recuperación para su reutilización, gracias a contenedores donde las personas reciben una pequeña cantidad de dinero en el momento de su retorno. Lo más próximo que acepta es el sistema RECICLOS, por el que mediante una app se escanea el código de barras de la lata o botella de plástico a reciclar, y luego se escanea el código QR que hay en un contenedor, aunque el ciudadano digital no recibe dinero, pues se destina a ONGs

CALARCÁ

Dentro del eje cafetero, en el departamento de El Quindío se vive la cultura del café y sus paisajes exuberantes tanto como la amabilidad de sus gentes, pese a las grandes desigualdades que se aprecian en la capital, Armenia, a poco más de veinte kilómetros donde me encontraba alojado, en dirección a Cali. Ya en carretera los puestos de frutas son una tentación difícil de soslayar, y un zumo más se deja beber.

Presidiendo todo el valle en la Cordillera Central de los Andes, está un volcán inactivo, el Nevado del Quindío, y a cuyas faldas se encuentran algunas de las localidades que visité en esos días. Una de ellas, el municipio de Calarcá, considerado el segundo en importancia, tenía entre sus atractivos el Jardín Botánico y Mariposario del Quindío. El Jardín de unas trece hectáreas es un pequeño paraíso con una alta biodiversidad biológica y ecológica con cientos de especies de plantas nativas y árboles con más de doscientos años, palmas, helechos, orquídeas, etc. Hay un pequeño bosque natural, donde habitan cientos de especies de aves, y dispone de una torre mirador de siete pisos para su avistamiento, además de un puente colgante, un insectario y el jardín de mariposas.

En el interior del jardín, la temperatura es como la de una sauna de vapor, con olores y colores diversos y cierta sensación de embriaguez, pero no quieres salir de esa mágica estancia donde cientos de mariposas vuelan y se posan sobre quienes recorremos sus senderos.

http://www.calarca.net/jardinbotanico.html

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GAROÑA NO ME PONE

El pasado día dos de marzo, la planta nuclear burgalesa de Santa María de Garoña cumplió su cuadragésimo aniversario desde que en el año 1971 se puso en marcha. La central fue diseñada para unos 25 años, pero como esa vida útil acabó ya (la última autorización de funcionamiento se agotó en julio de 2009) se inventan lo de vida útil de servicio que permite alargar inútilmente la vida de esta central, hoy hasta 2013 y mañana, según calculan los lobbys nucleares, pues hasta 2030, cuando podría llegar a sexagenaria.

Tanto el gobierno socialista que ha priorizado el beneficio económico de las compañías propietarias (Endesa e Iberdrola) antes que la seguridad y el bienestar de los españoles, como la oposición del PP manifestando abiertamente que la energía nuclear es necesaria y segura, responden a los intereses de los lobbys nucleares representados por estos dinosaurios de la política que son los bien pagados Felipe González y Aznar. Por supuesto que los líderes regionales de ambos partidos, especialmente el defensor de los riojanos y la identidad riojana, el señor Sanz, no han dicho esta boca es mía. Faltaría más. De eso no se habla sin permiso de los jefes como nos sea para repetirnos hasta el aburrimiento el mantra preferido: las centrales nucleares son seguras y su energía necesaria. Además, Haro se encuentra a 52 Km. y Logroño a 112 Km., por lo que si hay un escape radiactivo nos da tiempo a abandonar esta tierra del vino antes de que se convierta en un parque temático con radioactividad suficiente para unos cuantos miles de años.

Ahora mismo señalan los políticos y expertos de la cosa, que se van a revisar los sistemas de seguridad de todas las centrales nucleares. Incluso van a encargar estudios sobre posibles movimientos sísmicos, ataques terroristas, caída de meteoritos, etc., como si eso no lo hubieran hecho desde hace años. Casi desde su primer día de funcionamiento ya hablaban de la seguridad de las centrales nucleares. Pero es que la única seguridad que se puede ofrecer es el cierre completo de todas las plantas nucleares. Es la única posibilidad de garantizar la supervivencia del planeta. Además, el uso de las energías limpias de verdad, de las renovables, de las que no crean problemas de seguridad nacional, es necesario y su coste más barato.

De siempre, pero con más razón ahora, la energía nuclear no se puede incluir, como muchos pretenden, en un modelo energético limpio, seguro y sostenible. De nada ha servido la seguridad que mostraban las plantas nucleares de Fukushima con un reactor como el de Garoña, con un pésimo sistema de contención, pues los sistemas de refrigeración de emergencia del núcleo del reactor funcionan con electricidad; pero estos quedaron afectados tras el terremoto y, según el protocolo de seguridad, deberían haber entrado en funcionamiento inmediatamente los generadores diesel de emergencia de la central. Mas estos tampoco funcionaron. Entonces, empezó la cuenta atrás. El combustible nuclear, sin ser refrigerado activamente, empezó a sobrecalentarse. El agua en el interior de la vasija del reactor empezó a evaporarse, el vapor a aumentar la presión del interior de la vasija, y el combustible al descubierto sin agua que lo enfriase. Este fue el principio de un accidente por pérdida de refrigerante, el peor que se puede dar en una central nuclear. De esos que, según la industria nuclear, nunca pueden ocurrir. Ja, ja, ja. Incluso no se puede descartar que la situación pueda avanzar hacia una fusión total del núcleo de la central, como se dio en Chernobyl. Todo este proceso podría ir muy rápido o tardar varios días, dependiendo del estado del sistema de refrigeración que no refrigera. Tela marinera.

Hasta hace pocos días los lobbys nucleares habían comenzado la campaña de “hay que abrir el debate nuclear”; es decir, hay que construir más centrales nucleares y hay que prolongar la vida de las existentes. Pero este debate naufragó en el tsunami japonés. En ese momento, los políticos avezados, saben por situaciones similares que se trata de dar información con cuenta gotas, filtrada, y de machacar con todos los medios a su alcance a través de las declaraciones de expertos independientes que aseguren que eso sólo pudo ocurrir en Chernobyl o en Fukushima, porque la seguridad de nuestras centrales es constantemente verificada y, además, vamos a seguir aplicando aún más seguridad, bla, bla, bla, etc., etc.

Ya no me pone Garoña, ni los expertos independientes, ni mucho menos los lideres políticos bien pagados, ni por asomo los mudos políticos regionales. Hoy día tan sólo la ecología política ha mantenido un discurso éticamente honesto, al advertir que uno de los mayores retos a los que se enfrentará la Humanidad en las próximas décadas será el cambio del modelo energético, porque el actual modelo, basado en los combustibles fósiles y la energía nuclear, está llevando al mundo a una crisis ecológica sin precedentes. Por ello es necesario y urgente superar el actual modelo, donde no hay espacio para las centrales nucleares, que de modo ordenado pero urgente deberán cerrarse y ser sustituidas por las energías limpias y renovables.

 

 

COMPETITIVIDAD

En el maravilloso valle de Tobalina se encuentra la más vieja de las centrales nucleares de España en activo, la central nuclear de Santa María de Garoña, que se localiza a 52 Km. de Haro, 64 Km. de Vitoria, 90 Km. de Burgos, 96 Km. de Bilbao y 112 Km. de Logroño; es decir, más o menos a pocos minutos de mandarnos a la nada a todos los que vivimos en estas localidades, si la tan cacareada seguridad falla como es previsible en una central que sobrepasa los cuarenta años de vida útil que los ingenieros americanos de General Electric le otorgaron. El propio Consejo de Seguridad Nuclear afirma que la vida útil se define como el tiempo de funcionamiento de una estructura, sistema o componente de la central (supuesto en el diseño), durante el cual se espera que cumpla con su función en los términos establecidos. Pero como esa vida útil acabó ya (la última autorización de funcionamiento se agotó en julio de 2009) se inventan lo de vida útil de servicio, que es el tiempo transcurrido entre la puesta en marcha y la retirada de servicio de una estructura, sistema o componente de la central en sus especificaciones; es decir, que con la renovación de las instalaciones, inversiones en seguridad y retirando o sustituyendo aquellos componentes que se hayan aplicado en una planta, la vida útil de la central podría mantenerse en funcionamiento pues… ¡hala!, veinte años más.

Precisamente en el año 2009, Nuclenor, la empresa propietaria de la central, participada en un 50% por Endesa y en otro 50% por Iberdrola, solicita al Gobierno la extensión de su vida útil diez años más hasta el 2019, apoyándose precisamente en el Informe del CSN que estimaba adecuada la autorización de dicha extensión de la vida útil. No se si por las presiones del lobby eléctrico, o si fue el pacto con el PP para que no subieran las tarifas eléctricas hasta que se sacara un plan nacional de ordenación de la producción de energías, o si fue todo al mismo tiempo, pero pareció que el Gobierno de Rodríguez Zapatero adoptaba una medida de corte salomónico al no dar satisfacción ni a Nuclenor ni a sus votantes, incumpliendo una vez más uno de sus compromisos electorales (cerrar las centrales nucleares a medida que fueran cumpliendo su vida útil y apostar por las energías limpias y renovables), prorrogando la autorización hasta el año 2013, año en el que posiblemente gobierne el PP, partidario de lo nuclear y de Endesa (no en vano esta última ha fichado a Aznar como asesor).

Una de las características de Nuclenor es su interés por publicitar la seguridad de sus instalaciones, y para ello organiza visitas y publica la revista INFO (13000 ejemplares) de distribución gratuita, en cuyo último número habla de la visita que la Cámara de Comercio e Industria de La Rioja giró el pasado mes de noviembre. Cuenta el reportaje que el presidente de la Cámara, entidad que representa a más de 28.500 empresas de todos los sectores económicos de la comunidad, con su presencia quiso trasladar el apoyo cameral al desarrollo de la energía nuclear, señalando que hay una cuestión que en el mundo de la empresa conocemos muy bien: la competitividad. Y sigue: en esta economía global en la que funcionamos es imprescindible tener las mismas oportunidades que los competidores. En ese sentido, estamos perdiendo capacidad competitiva si por razones que no llegamos a comprender cerraran Garoña. No transcribo el resto de las declaraciones de José María Ruiz-Alejos pues son del mismo tenor, apoyando el mantenimiento de Garoña y cuantas centrales nucleares le pusieran a tiro y suscribiendo cuanto le dictaron sus anfitriones. Claro que el renovado presidente de la Cámara no debería decir que representa a todas las empresas si tenemos en cuenta que desde que se publicó el Real Decreto-ley 13/2010 de 13 de diciembre que elimina la obligatoriedad de pertenecer y pagar una cuota a las Cámaras, muchas de esas empresas, principalmente autónomos, se verán liberados de su representación y como dice el Decreto-ley, la eliminación de la cuota liberará recursos que contribuirán a mejorar su competitividad, aún más que si cierran Garoña. Además, la voluntariedad de la pertenencia a las Cámaras debe ser un incentivo para que estas cumplan sus funciones con mayor eficiencia que hasta el momento; o lo que es lo mismo, que hasta ahora las Cámaras eran ineficientes.

Pero aún hay más despropósitos en las declaraciones de Ruiz-Alejos, porque el propio Gobierno de La Rioja en su página web informa que desde 2005 presenta un balance positivo de energía eléctrica; es decir, La Rioja produce más energía que la que consume por lo que aporta energía eléctrica al resto de España. En el año 2009 se produjo 1,7 veces más energía eléctrica de la demandada, consumiendo el equivalente de un 56,69% de la energía producida. Entonces para qué la amenaza de Garoña  a nuestras puertas.

Yo creo que el señor Ruiz-Alejos no debería dejarse llevar por ese impulso propio de quien es agradecido con sus anfitriones y canta sólo alabanzas sin sentido, tomando en consideración lo que sí es un grave problema para el desarrollo económico y la competitividad de las empresas de esta Comunidad, como es la existencia y el enquistamiento de la economía sumergida que hunde sus raíces en el caciquismo secular. En un estudio del sindicato de técnicos de Hacienda GESTHA se decía que la economía sumergida y el fraude fiscal en La Rioja alcanzaba los 2.432 millones de euros de dinero negro existente a fines de 2009, lo que representaba el 20,2% del PIB regional; y que en el plazo de 2000 a 2009 La Rioja se había convertido en la primera de las comunidades con un crecimiento mayor de su tasa de economía sumergida al pasar del 25,9% al 31,4%. El seño Ruiz-Alejos sabe muy bien que la economía sumergida está presente en el sector del calzado, pero se expande aún más en los sectores de la construcción, la hostelería y cómo no, la agricultura. No nos distraiga pues con la bondad de las nucleares, convierta la Cámara en una institución eficiente, reclame una gestión transparente a la administración regional y combata la cultura del fraude y el pelotazo. Así ganaremos de verdad en competitividad.

Nuclenor

 

 

LA BRECHA SOCIAL

La sociedad cohesionada (pese a las diferencias de riqueza), segura (tras un sistema de bienestar pese a estar poco desarrollado), y optimista (con perspectivas y objetivos de futuro pese a la ineficacia de políticos y especuladores), se ha transformado en apenas estos dos últimos años en una sociedad quebrada, miedosa y con incertidumbre. Porque las diferencias de riqueza entre unos pocos y la mayoría se han hecho más profundas, porque el precario estado del bienestar se está desmontando a gran celeridad y porque una ola de pesimismo se ha instalado en las conciencias.

Vuelven las dos Españas pero las dos tienen helado el corazón. Es cierto que algo más del 40% disponen de empleo, ahorros, seguridad, y confían en que este momento forma parte de un ciclo en el que a ellos les ha pillado provistos y, aunque miran con desconfianza el presente, piensan que en el futuro volverán a ocupar una posición de dominio. La crisis les afecta, pero en su ritmo de vida consumista y de despilfarro.

En el otro 60% largo se encuentran los precarios, los supervivientes, los que están al límite, aunque cuentan con una red familiar, a veces de amistad, y en ocasiones con los servicios sociales y de voluntarios ciudadanos, que son quienes les proveen de la ayuda suficiente para evitar el riesgo de caída si este se hace inminente. Han cambiado de actividad y están dispuestos a someterse a la voluntad del gobierno, del mercado o del patrón más inicuo con tal de sobrevivir. Han ajustado sus gastos y gastan marcas blancas, gorroneando en los comedores familiares. Pero también se encuentran en este gran grupo humano los que han perdido todo, los fracasados, los sin techo, los sin trabajo ni esperanza de trabajo, los que menudean una limosna o un cigarro (ahora que ya todo da igual, incluida su salud). Han perdido el empleo, la vivienda, los hijos; han gastado sus ahorros y solo disponen de deudas, han perdido la red familiar (por lo que sea), y los amigos se vuelven contrarios. Son los excluidos, los que están fuera del sistema y tan sólo las organizaciones humanitarias (porque ni a los servicios sociales acuden), mitigan en parte las privaciones y la humillación de vivir en una sociedad que les aparta.

Es la brecha social. Una brecha entre los de arriba y los de abajo. Una brecha que por arriba separa a los muy muy ricos de los que se consideran con un estatus de relativamente ricos. Una brecha que separa por abajo a los precarios con la incertidumbre de si su estatus bajará al nivel de los excluidos, de los excluidos y desahuciados, de los sin papeles y extranjeros en su tierra, del detritus del capitalismo.

Estamos arrebatados por el discurso de la crisis, de la deuda pública y la privada y al toque de sálvese quien pueda nos desperdigamos en la selva arrostrando los peligros de una muerte en solitario. Es la muerte social, de toda una sociedad. Y empieza a cundir el pánico porque no encontramos referentes en los partidos políticos, de los que abominamos porque nos engañaron con sus falsas promesas. Los partidos que se denominaban de izquierdas hacen y defienden la política de la derecha rancia y conservadora, y los partidos de derechas se travisten de demócratas, populares y socialistas. Y si buscamos esos referentes en otras organizaciones de masas que en sus estatutos defienden un modelo de sociedad cohesionada encontramos a los sindicatos, que pactaron con aquellos partidos y no supieron defender a los desposeídos del empleo, la riqueza y ahora la seguridad.

Entonces ¿qué nos queda? Podremos cerrar la brecha, la enorme brecha con estas mimbres. Yo creo que sí podemos cerrar esta brecha. Con espíritu solidario y combativo con la injusticia, defendiendo las conquistas sociales de nuestros antecesores y ampliándolas para quienes nos sucedan, buscando auténticos referentes políticos y ecológicos donde nuestra participación sea real y alejada de la maquinaria electoral. Oponiéndonos al desarme moral de una sociedad cohesionada y brindando porque el año 2011 sea el año de nuevas conquistas sociales, con nuestra fuerza, con nuestro empuje, con nuestro valor.

 

CONSUMIR, GASTAR, DESTRUIR

Resulta cuando menos contradictorio vivir en una sociedad donde el nivel de vida del buen ciudadano se asienta en la exclusión del otro. Y observo como la receta neoliberal de crecimiento ilimitado, está tomando asiento en la conciencia de ese buen ciudadano que asimila el mantra, según el cual, para acabar con el desempleo, la pobreza y la desigualdad se necesita crecer, crecer y crecer más que los países que se encuentran por delante de nosotros hasta alcanzarlos o superarlos (jo, jo, jo, ya somos la octava potencia mundial). Sin embargo, ahora precisamente que han encendido las bombillas navideñas y que los escaparates se visten de colores y por las aceras nos persiguen con el sonsonete de los villancicos, es cuando ha llegado el momento para gritar fuerte, alto y claro, que no vamos a consumir, que no vamos a gastar, que no vamos a endeudarnos con toda esa parafernalia que nos conducirá a perder bienestar, salud y vida.

Porque no hay nada más contradictorio en este capitalismo posmoderno que reducir los ingresos (para algunos hasta por debajo del umbral de pobreza), y reclamar al mismo tiempo que consumas más bienes perecederos, inútiles y poco amigables hasta endeudarte aún más. Ni tan contradictorio como estimular el gasto de energía y a su vez aumentar la dependencia de recursos escasos, no renovables y cada vez más caros. Ni tan inasumible como programar una economía sostenible basada en la productividad de bienes pero no del empleo, a costa del descenso de los servicios y del nivel de vida y bienestar de los ciudadanos, a costa del consumo de materias primas altamente contaminantes como el carbón español. Ni tan absurdo como promover los cánones de belleza en torno a la delgadez, las tallas pequeñas y las modelos anoréxicas y, a su vez, incitar al consumo de proteínas animales, grasas, azúcares y en general alimentos sin valor nutritivo, pero que consiguen la culpabilización del ciudadano obeso. Porque no hay nada más ignominioso en este planeta que adquirir el estatus de obeso cuando el 80% del planeta no consigue las calorías suficientes, y un alto porcentaje muere diariamente de inanición.

Qué escándalo oír, ver y saber que el consumo de bienes durante la Navidad no sólo no mejora nuestra vida en este mundo de privilegiados, sino que tampoco ayuda al sostenimiento del planeta para que las generaciones que nos continúen o nos hereden lo encuentren en condiciones más justas y solidarias. El consumo tampoco colabora en amortiguar los desequilibrios territoriales y las desigualdades sociales, y tan sólo sirve para mejorar la cuenta de resultados de quienes limitaron nuestros ingresos reduciendo los salarios, de quienes destruyeron nuestros empleos o acabaron con las prestaciones sociales en materia de desempleo, pensiones, educación, salud y vivienda; de quienes buscaron la desaparición del estado del bienestar, estimularon el racismo y la xenofobia, agotaron los recursos naturales, alteraron el clima y nos colocaron en la incertidumbre, asegurándonos que esto era tan sólo un ciclo económico al que seguirían otros mejores, más productivos y consumistas, más adecuados a nuestra capacidad innovadora, a nuestra potencialidad como país y a la sostenibilidad de un sistema destructivo. Pero se olvidaron que el ciclo (o como coño quieran enmascararlo), al que nos han llevado, es un tiempo de no retorno en nuestras vidas; un tiempo insostenible, destructivo, perjudicial, injusto, insolidario y que sólo produce infelicidad.

Por todo ello me uniré a los ciudadanos que hagan de la Navidad el tiempo más austero del año, que no gasten más de lo necesario, que no se dejen embobar por los villancicos, ni deslumbrar por las bombillitas de colores, y que promuevan las relaciones sociales, afectivas o amorosas con otros ciudadanos sin necesidad de consumir, gastar y destruir; porque, de verdad, otra manera de vivir es posible, ayuda a todo el planeta, y no sólo a los detentadores del capital.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¡PODEMOS!

Podemos no es el grito de guerra mediático con el que se anima a la gente a participar del mundial de fútbol, sino la publicación gratuita para construir una verdadera soberanía popular en tiempos de crisis. Podemos vivir sin bancos, sin empresas multinacionales, sin dinero y sin clase política. Podemos, en definitiva, vivir sin capitalismo. El animador por antonomasia de Crisis? ¡Podemos! es Enric Durán (http://www.enricduran.cat/es/node/3313), que el miércoles tuvimos la suerte de tenerlo en Logroño, gracias al apoyo de la CGT en la Universidad de La Rioja-Grupo de Estudios Libertarios.

Para quienes no conozcan a Enric Durán no tienen más que teclear su nombre en Google y le aparecerán 287.000 resultados hablando del mismo, por lo que declino hacer ninguna glosa sobre su persona, tan solo citaré la acción por la que supimos de su existencia, el diecisiete de septiembre de 2008, cuando anunció que había estafado cerca de medio millón de euros a diferentes bancos y entidades financieras con el objetivo de denunciar el depredador sistema capitalista y de financiar movimientos sociales anticapitalistas. Y de movimiento social anticapitalista podría definirse la Cooperativa Integral de la que nos habló esa tarde.

La Cooperativa es un proyecto, desde hace dos meses en funcionamiento en Cataluña, que practica la autogestión económica y política con la participación igualitaria de sus miembros. Y es Integral porque junta todos los elementos básicos de una economía como son producción, consumo, financiación y moneda propia y, al mismo tiempo, porque quiere integrar todos los sectores de actividad necesarios para vivir. El objetivo central es construir un entramado de relaciones económicas cooperativas y solidarias entre personas y empresas sociales, que salga de las reglas del mercado y que no sea controlado por el estado. Que sea un espacio para promocionar y hacer crecer productos ecológicos y locales, servicios realmente necesarios para nuestro día a día y nuevos proyectos de autoempleo vinculados a estas necesidades reales. A largo plazo puede convertirse en otra sociedad fuera del control capitalista, con su propio sistema de seguridad y previsión social, garante de las necesidades básicas de todos  en su trayectoria vital.

Más a corto plazo es una respuesta colectiva a la crisis del capitalismo, algo que ya se puede observar entre las redes y grupos locales participantes de la Cooperativa Integral en Cataluña, porque están reduciendo los gastos en euros ayudando a crecer las monedas sociales; porque han reducido el precio de los productos necesarios a través de compras colectivas; porque dan la opción de venta directa al productor; porque promueven el autoempleo digno e ilusionante a las personas que están en paro; porque dan una salida económica colectiva a todas las personas que han sido declaradas insolventes por la banca o el estado y porque dan una opción de ahorro comprometido a todas las personas.

Cooperativas Integrales y monedas sociales son instrumentos con los que se puede abrir una ventana hacia otra sociedad sin capitalismo y aunque en cada localidad, en cada territorio puedan tomar unas señas de identidad adecuadas a su realidad, lo cierto es que la extensión de los proyectos de autogestión permitirá avanzar hacia formas de existencia colectiva sin capitalismo. ¡Podemos!