IGUALES PARA HOY

Y no, no es del cupón de la ONCE, y no voy a tratar de aquellos vendedores ciegos que voceaban la tira de iguales que llevaban prendida en la solapa con un alfiler. Me quiero referir a la letanía sobre la igualdad que desde hace meses predican los videntes del Partido Popular, y con la que como un martillo pilón nos machacan desde todos los medios a su alcance, que no son pocos, hasta lograr que se tatúe en nuestro cerebro la palabra Igualdad. Igualdad formal y sin significantes, porque no se trata de igualdad material, ni de igualdad de género, o de oportunidades, o económicas, ni de igualdad social, cultural o política.

Y ni siquiera se puede creer que prediquen realmente la Igualdad formal, fundamentada en el artículo 14 de la Constitución Española, cuando dice que los españoles son iguales ante la ley sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. Pues la realidad como muy bien conoce el acervo popular, ese conjunto de bienes morales y culturales acumulados por tradición, la justicia es ciega y no es igual para todos, tal y como bien se puede explicitar en numerosísimos ejemplos de discriminación y privilegio, quizás el más palmario aquel con el que se identifica al emérito jefe del Estado.

Por supuesto que nunca se acompañará la Igualdad de cualquiera de sus significantes, porque eso delataría al orador en sus pretensiones, ya que, por más que lo intentara, la desigualdad material en cualquiera de sus acepciones es manifiesta y, en todo caso, debería pronunciarse en el mismo sentido que señala la Constitución de remover los obstáculos que impiden la igualdad real en cualquiera de sus manifestaciones.

Pero lo más curioso es que la divisa republicana de libertad, igualdad y fraternidad que representa la lucha contra la desigualdad y el abuso de poder en la Revolución Francesa, está en nuestro país adoptada por la derecha (Ayuso Libertad, Feijóo Igualdad), y quizás muy pronto por la extrema derecha, que bien podría utilizar en futuras convocatorias la exaltación de la fraternidad.